El ransomware es un tipo de malware (software malicioso) diseñado específicamente para bloquear el acceso a los archivos o sistemas de una víctima, exigiendo un rescate económico generalmente en criptomonedas a cambio de su liberación. Su nombre proviene de la combinación de dos palabras en inglés: ransom (rescate) y software.
Este tipo de amenaza no es nueva, pero sí ha evolucionado con enorme velocidad. En la actualidad, representa una de las formas de ciberataque más peligrosas, lucrativas y sofisticadas. Ya no afecta solo a usuarios individuales: empresas, hospitales, universidades e incluso gobiernos han sido víctimas de ransomware con pérdidas millonarias.
En la mayoría de los casos, el proceso es simple pero devastador: una vez que el malware logra infiltrarse en el sistema, cifra los archivos importantes y muestra un mensaje de advertencia. El atacante exige un pago (rescate) para entregar la clave de descifrado que permitirá recuperar la información secuestrada. Y no hay garantía de que, tras el pago, los archivos vuelvan a estar disponibles.
Este tipo de ataque se ha convertido en un verdadero negocio del crimen organizado digital. Existen incluso modelos de ransomware-as-a-service, donde los atacantes menos técnicos pueden alquilar las herramientas y plataformas necesarias para lanzar ataques.
Pero… ¿cómo llegan a infectar nuestros sistemas? Y más importante aún: ¿cómo podemos protegernos? Vamos a desglosar todo esto paso a paso.
¿Cómo funciona un ataque de ransomware?
Un ataque de ransomware sigue una secuencia bien definida y muy eficaz, en la que el atacante busca una vulnerabilidad, un punto débil en el sistema, una mala práctica del usuario o una brecha de seguridad para explotar y así introducir el malware. Este proceso suele incluir las siguientes fases:
Infección: El ransomware puede llegar de diversas formas, como correos electrónicos de phishing con archivos adjuntos maliciosos, enlaces infectados en páginas web, descargas de software pirata, dispositivos USB comprometidos o la explotación de vulnerabilidades en software desactualizado.
Ejecución del malware: Una vez que el archivo infectado se abre o el usuario hace clic en el enlace, el ransomware se ejecuta en segundo plano. En muchos casos, incluso antes de que el usuario note algo extraño, el proceso de cifrado ya ha comenzado.
Cifrado de archivos: El ransomware identifica los archivos más importantes y sensibles del sistema, como documentos, bases de datos, imágenes y archivos de configuración. Luego, los cifra con un algoritmo potente (como AES o RSA), haciendo imposible acceder a ellos sin la clave correcta.
Mensaje de rescate: Una vez completado el cifrado, aparece un mensaje en pantalla informando a la víctima de lo ocurrido y exigiendo un rescate. Generalmente, se ofrecen instrucciones para pagar (a menudo en bitcoin), con amenazas de eliminar los datos o aumentar el monto si no se paga rápido.
(Opcional) Exfiltración de datos: Algunas versiones modernas de ransomware no solo cifran, sino que también roban información sensible. Esto permite a los atacantes extorsionar aún más a la víctima: si no paga, amenazan con filtrar los datos públicamente.
Tipos de ransomware: los más comunes
El ransomware ha evolucionado en múltiples variantes. Algunos se centran únicamente en cifrar archivos; otros también bloquean el sistema o roban información confidencial. Estos son los más comunes:
Este es el tipo más clásico. Se enfoca en cifrar archivos importantes. Ejemplos conocidos: WannaCry, CryptoLocker, TeslaCrypt.
En lugar de cifrar archivos, este tipo bloquea completamente el acceso al dispositivo. El sistema operativo queda inutilizable y se muestra un mensaje de rescate que impide cualquier otra acción.
Además de cifrar, extrae información confidencial. Luego amenaza con publicarla si no se paga el rescate. Esto lo hace especialmente peligroso para empresas con datos sensibles.
Una tendencia creciente en la Dark Web. Plataformas de cibercrimen alquilan herramientas de ransomware listas para usar, permitiendo que atacantes con poca experiencia lancen campañas por comisión.
No cifra archivos, pero engaña al usuario con mensajes falsos de amenazas o virus, pidiéndole que pague para “limpiar” su equipo.
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¿Cómo se propaga el ransomware?
Una de las grandes fortalezas del ransomware es su capacidad de propagación masiva, y existen varias vías comunes a través de las cuales se puede propagar. Una de las más habituales es los correos de phishing, que son correos falsos que simulan ser de bancos, proveedores o servicios conocidos e incluyen enlaces o archivos adjuntos maliciosos. Esta es la vía más utilizada por los atacantes. Otra forma común es el software pirata o infectado, ya que descargar software no oficial o de fuentes poco fiables abre una puerta para infecciones. Además, las vulnerabilidades en software desactualizado son una de las principales causas, ya que sistemas operativos, navegadores y aplicaciones desactualizadas contienen fallos de seguridad que los atacantes explotan para infiltrarse en el sistema. Los dispositivos extraíbles como los USBs también pueden ser un vector de infección, ya que un USB infectado puede ejecutar automáticamente un script malicioso al conectarse al dispositivo. Por último, las redes inseguras, como las WiFi públicas o mal configuradas, pueden permitir el acceso no autorizado a equipos vulnerables. En entornos empresariales, es común que una sola infección se propague rápidamente por toda la red, comprometiendo decenas o incluso cientos de máquinas en cuestión de minutos.
Cómo protegerse contra el ransomware
Prevenir un ataque de ransomware es mucho más rentable que enfrentarlo una vez que ocurre. Aquí van las mejores prácticas:
Realizar copias de seguridad frecuentes
Guardar backups automáticos, en la nube o discos externos. Desconectarlos de la red tras cada copia.
Mantener el software actualizado
Actualizar sistema operativo, antivirus, navegadores y todo tipo de software usado.
Formar a los empleados
Capacitar a todo el equipo en identificación de correos sospechosos, buenas prácticas y protocolos ante incidentes.
Usar antivirus y firewall confiables
El software de seguridad debe ser profesional y mantenerse actualizado.
Aplicar políticas de acceso estrictas
Evitar que los usuarios tengan privilegios innecesarios. Implementar autenticación multifactor.
Auditar y monitorear constantemente
Detectar comportamientos anómalos a tiempo puede evitar que el ransomware cause daños graves.
Consecuencias de un ataque de ransomware
Las consecuencias de un ataque de ransomware pueden ser catastróficas a nivel técnico, financiero y reputacional. La pérdida total de archivos importantes es una de las consecuencias más graves cuando no se cuenta con copias de seguridad adecuadas. A esto se suma la posible paralización operativa, que obliga a muchas empresas a suspender sus actividades durante días o incluso semanas, generando importantes pérdidas económicas, ya sea por el pago del rescate, la contratación de expertos en ciberseguridad o el cumplimiento de sanciones legales. Además, el impacto reputacional puede ser devastador, con una pérdida significativa de la confianza de clientes, socios e inversores. En los casos más sofisticados, el ransomware también compromete datos confidenciales mediante exfiltración, lo que agrava aún más el daño. De hecho, algunos ataques han provocado daños multimillonarios, el cierre definitivo de operaciones e incluso afectaciones a infraestructuras críticas como hospitales o sistemas de transporte.
¿Se puede recuperar la información tras un ataque de ransomware?
Recuperar los archivos cifrados por un ransomware no siempre es posible, y esa es una realidad que debemos tener en cuenta. Cada variante tiene sus propias características, y en algunos casos, todavía no existe una herramienta capaz de revertir sus efectos. Por eso, la mejor estrategia siempre será la prevención: tener copias de seguridad actualizadas y funcionales es clave para garantizar la recuperación de datos y la continuidad de tu actividad.
Ahora bien, si has sido víctima de un ataque, te compartimos algunas recomendaciones útiles para valorar tus opciones:
Consulta si existe una herramienta de descifrado.
Puedes acudir al portal No More Ransom, una iniciativa respaldada por EUROPOL, donde se ofrecen soluciones gratuitas para ciertas variantes de ransomware. Necesitarás subir uno o dos archivos cifrados y la nota de rescate recibida para comprobar si existe una solución específica.¿Tienes copias de seguridad recientes?
Si cuentas con backups limpios y actualizados, puedes eliminar el malware de los dispositivos afectados y restaurar la información. Te recomendamos aplicar la estrategia 3-2-1: tres copias, en dos soportes distintos, y al menos una fuera de línea o en la nube.¿Utilizas copias shadow de Windows?
Windows crea automáticamente copias temporales llamadas Shadow Volume. Si no han sido eliminadas por el ransomware, podrías recuperarlas con herramientas como Shadow Explorer.Explora opciones de recuperación forense.
Algunos softwares especializados en análisis forense pueden restaurar archivos eliminados por el malware antes del cifrado. Esta opción puede funcionar en casos muy específicos, pero requiere conocimiento técnico o asistencia profesional.Conserva los archivos cifrados.
Si no tienes copias de seguridad y no existe solución actual para tu caso, no elimines los archivos cifrados. Nuevas herramientas de descifrado se desarrollan continuamente, y podrían ayudarte más adelante.
⚠️ Desde TRUST Lab no recomendamos el pago del rescate. No solo no hay garantías de recuperar tu información, sino que además se alimenta el ciclo delictivo que da vida a estas amenazas.
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Preguntas Frecuentes
Lo más importante es actuar rápido y con cabeza fría. Aquí una guía paso a paso:
Lo primero que debes hacer es consultar a expertos en ciberseguridad. Ellos pueden ayudarte a contener el ataque, intentar recuperar los datos y eliminar el malware de forma segura.
Desconecta el dispositivo de la red (WiFi, Ethernet, Bluetooth) inmediatamente. Así evitas que el ransomware se propague a otros sistemas.
No pagues el rescate de inmediato. No hay garantías de que recuperes tus datos y, además, estarías financiando a los criminales.
No hay garantía. Pagar el rescate no asegura que los atacantes entreguen una clave funcional para descifrar los datos. Y aunque lo hagan, la recuperación completa rara vez ocurre.
Según un estudio de 2024, el 92 % de las organizaciones que pagaron no lograron restaurar todos sus archivos. La mayoría enfrentó pérdidas parciales, corrupción de datos o interrupciones prolongadas, incluso después del pago.
Pagar puede parecer una solución rápida, pero es una apuesta costosa: no solo financia el crimen, también te deja expuesto a un segundo ataque. La recomendación de expertos en ciberseguridad y organismos internacionales es clara: no pagar y actuar con un plan de respuesta adecuado.
La diferencia está en el objetivo y el comportamiento del malware:
Tipo de malware | Objetivo principal | Características clave |
---|---|---|
Ransomware | Extorsión económica | Cifra archivos y exige rescate. A veces roba datos para chantaje. |
Spyware | Espionaje | Recoge datos del usuario en secreto (contraseñas, historial, hábitos). |
Troyano | Infiltración oculta | Se disfraza como software legítimo y abre la puerta a otros ataques. |
Adware | Ganancia por publicidad | Muestra anuncios intrusivos y redirige a sitios dudosos. |
Worms | Propagación rápida | Se replica solo y se distribuye en redes sin intervención. |
Entender estas diferencias te permite aplicar defensas más específicas para cada tipo de amenaza.